Gacha y su finca La chihuahua - LA AUTORIDAD
 

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LA AUTORIDAD

Una clara aureola, de agudisarese los sentidos pudo haberse percebido alrededor de los miembres del gobierno con mayor firmesa y nitidez de la medida en que los informes originales, fragmentarios y confusos se perfeccionaban, comenzaben ha arrojor por menores inequivocos con el que el golpe asestado habia sido sertero y por tonto las versiones iniciales se maduraban con los acontencimientos tan probados que comenzaban a revestir indole de refutabilidad. La relamía modalidad marcial propia del riguroso parte de guerra, con los procedimientos exactos en las descripciones mas ortodoxas y tecnificadas, representadas síntoma innegable de que todo no era una fantasía como tampaco la habia desplazado al cerebro para que fuera el corazon el que albergara las informaciones y las fuera suministrando como entonces sucedia. Sobrecogido por jubilo, sintiendo en sus oidos el tierno empalagoso del halago, el director general del departamento adminitrstivo, el general miguel Alfredo maza marques pretendio en determinado momento – instinto que pudo reprimir mediante significado esfuerzo – solicitarle al conductor de su veiculo que hundiera cuanto le permitiera el extremo de su prudencia el acelerador al fin de precipitar contra la inevitable distancia su arribo a la sede presidencial. Para sus adentros, maza marquez reconocia en el estilo presidencial la expresión invariable de una flema que ya de suyo, desde su cuna, le habia moldeado un temperamento acendrado y no solo prudente sino gelido. Pero se hallaba seguro – de ahí que la impaciencia continuaba devorandolo para qque el tiempo se agotara de repente y con el se eliminara la distancia imbatible - que en aquella ocasión se quebrantaria la impávida frialdad y el rostro, como esculpido durante sobre la mas consistente de las rocas, abandonaría su proverbial congestión y, lejos de guardar su normal contracción, se ensancharía al descubrir alguna sonrisa. La inmensa bola de fuego que le saltaba por dentro, quemándolo de modo irreparable, lo atormentaba y respecto de ella se hallaba convencido de que solo evacuando en forma de palabras articuladas ante barco Barcas podía lograr la emancipación del peso que parecía vulnerable el animo impertérrito. Ante la realidad final de Los hechos, debido admitir que sus impresiones hallaban bien lejos de ser equivocadas, toda vez que el temprano se derritió con un abrazo caluroso de congratulación, abrazo caluroso de congratulación, abrazo del cual le pareció en determinado instante hallarse en la importancia de liberase. Barco vegas se abalozo sobre maza Márquez y sin miramiento alguno se aferro a el con dicha inmensa que lo embarcaba y que debía depositar en alguien como el general, pues del lo contrario abrigaba la impresión de que tampoco la soportaría y, al suceder así, cualquier riesgo terminaría por fulminarlo. Si tales posición y comportanmiento de complacencia era * en descomunal explision – ostensible en el aspecto, ordinariamente de configuración hosca y anticipada del ptresente, el beneplactico que podia observarse en el rostro. De una parte, el logro habia sido categorico. Que habia constituido poco menos que una obsecion largamente acaricida la institución se habia resarcido de dolencias acusadas en desarrollo de operativos presedentes, dolencias derivadas de francos ruidosos que concitaron a las crit. El otro flanco por el que habia despertado el inucitado pero comprensible entunciasmo en el animo conmobido del general lindado con la situación personal, terreno, intimo casi en que se habia llegado a plantear la lucha frontal desencadenada contra los narcotraficantes colombianos. Sin conocer de modo despreso lo enfoques, la calificación, el encudre y la inmterpretacon de la enconada lucha por parte de Roguigez Gacha, maza marquez sobre entendia que, siendo a muerte la confrontación era extremada, lo cual excluia de ella tanto en sus enunciadod teoricos como en las vias dce las practicas, cualquier acomodaticio termino medio. Sin habérselo `propuesto maza marquez compartia las sberaciones reinteradas de su lado por “el mexicano”, en el sentido que si no es el muerto lo seré yo frase que en algunas ocaciones Rodríguez Gacha tornaba por dibersificar con afirmaciones tan rudas como esta: mienras ese hijueputa viva yo no podre vivir. Maza Márquez adocenaba, pero sintiéndolas y no solo almacenándolas con la supuesta frialdad, sus propias máximas respecto el hosco antagonismo y manteniendo a su juicio, inobjetablemente catalogando a su presunto verdugo, afirmaba con paciencia militar que “ lo victimarios, a una despecho de sus intenciónesele convertir en héroe a su victimas” , lo fueran estas en realidad o solo lo pareciera una vez puesta en consideración las proyecciones que se encasillaban cada uno de los combates de la guerra abierta y proclamada, como la estaba aquella, sin cortapisa de alguna de labios del propio primer mandatario de la nación, indignado como se sintió, ante el asesinato perpetrado en el cuerpo de luz Carlos galán José Gonzalo Rodríguez gacha, empleando un lenguaje militar insospechado o quizás solo atribuirle a sus contactos con oficiales y suboficiales desbinculado del servicio activo y, al serlo, incorporado a sus cuerpo de seguridad personal en virtud de su iniciativa de glosar todo un ejercito adscrito a sus cuadro y para defensa de su integridad como de sus intereses particulares, había señalado la calidad que sin equívocos le había adjudicaba a maza Márquez. No acontecía así, en cambio, cuado se daban trazos de espetar juicio, acuciar decisiones dictar fallos y proferir sentencias. Entonces descomponían los vocablos. Los silabeaba, como saboreándolos enjugándose los labios con cada una de aquellas partículas con que parecía estar deleitándose remarcaba como subrayándola en el aire y para los oídos de quienes las escuchaba cada una de las palabras que las articulaban. El duelo sin igual llego a superar fronteras tazadas por la propia muerte de uno de los retadores, para el caso de José Gonzalo Rodríguez Gacha, cuyo espectro continuo rondando a su contrincante, granítico elemento aspecto monolítico, pues contentura por milagro según el mimo había logrado a salir indigne de las brutales envestidas llevadas a cabo por “el mexicano” mientras este pudo subsistir a la persecución inclemente. Ya pertenecía al repertorio de la anécdota, con todo el dramatismo que encerró, cada uno de un par de atentados que estremeció al país con el y el mundo entero con su singular magnitud. Maza Márquez como una fantasma libido pero de idéntica manera impertérrita había emergido en cada ocasión de los escombros arrojados por el explosivo de extravagante poder, siempre flaqueaba su subsistencia. Sin titubeos, el director de das identifico inmenso arsenal como residuos de las posecuiones que en la materia podía acreditársele a Gonzalo Rodríguez Gacha declaración que formulaba Maza Márquez cuando un intenso tufillo ha quemado fue declarado en el sentido en donde, a la vez que la gelatina descansaba el oficial rodeado de habidos periodistas, concilio que se disolvió instantáneamente el medio del desorden causado por el pánico y sobre salto. La franca aseveración de Maza Márquez estuvo rubricaba entonces, y en forma excepcional, por una clara sonrisa enlucida por su nívea dentadura por entre los gruesos labios entrados en la oscuridad de su piel. Así como maza Márquez había perdido su imperturbable serenidad para arrojarle como un regalo entre sus manos al presidente barco la noticia que le ardía en su pecho, el jefe del estado colombiano sentía también como un brasa de desesperación. El nerviosismo lo carcomía ha medida que avanzaban los preciosos minutos y el director del das no procedían a retirarse de su despacho, al fin de permitirle la comunicación con la casa blanca de Washington, la que finalmente estableció no bien se hubo marchado el general. La misma sonrisa en la que se pidia advertirse cierta actitud de prepotencia inicial en el pese a la arrogancia que le era caracterizada, con que le dio la bienvenida aparte ofrecido por Maza Márquez. Fue la esgrimida por barco vargas tan pronto como pudo identificar al extremo de la línea la voz inconfundible del mandatario norteamericano. El presidente George bush a su vez, espeto idéntica manifestación de regocijo, primero con la prudencia del estadista que mereció convertirse en jefe de gobierno de la primera potencia del mundo, y a medida que barco se adentraba a los detalles de su información, con sonoras carcajadas las que, por concecurcia incrementaban la posición exultante de interlocutor es para celebrarlo de veras, mi querido señor presidente amigo dijo Bush a lo cual respondió barco vargas con su afirmación final según la cual la guerra se estada ganando. No fue requisito para barco que expusiera ante su colega estadounidense ningún dato que pudiera ilustrar al presidente Bush en relación con, la personalidad de Rodríguez Gacha. Una vez hubo colgado el auricular Bush creyó que bien podía darse una tregua en sus interrumpidas tareas de aquel día de gracia. Desde la salita en una de cuyas poltronas había hecho descansar su ágil humanidad para escuchar a barco vargas, impartió las ordenes pertinentes a fin de que desde su despacho se digitara la correspondencia nota a William bennet, el director del departamento antidrogas de la casa blanca. Mientras bennet comenzaba a regodearse, también, con la noticia transmitida por bogota, bush en su meditación inmediata encontró como comenzaba a aparecer expedito el camino que buscaba para impedir que en Panamá fuese instalado el gobierno para cuya jefatura había sido proclamado el general Manuel Antonio noruego. Previamente al parte de victoria recibido de Colombia, se había impuso el propósito de torpedear a noruega mas solo enseguida de que la comflotacion contra los mas connotados barones de la droga colombianos ofrecía resultados como aquel de tan significativos alcances. En verdad reconoció para sus adentros la baja de “el mexicano” ya revestía suficiente entidad para que se considerara triunfal el empeño delineado para Colombia, mas con un amplio espectro hacia otros países del área. Quizá estaría la situación. Así tal resultado de la guerra contra los narcotraficantes colombianos fuera solo parcial para colocar en Panamá un primer piquete de “Marines”. Las conexiones de Noriega con las responsables colombianos del comercio de la drogas, al menos a la vista de Washington, eran inferrutables. El mundo comprendía entonces que la decisión que estados unidos adoptara para poner a templar a Noriega se encuadraba en los parámetros de la justicia en beneficio por contera de la democracia. Bush no requirió de ninguna deliberación intima superior a los tres minutaos de duración para levantarse del sillón con la resolución tomada para que se producirá por los mecanismos de su gobierno a la ocupación del istmo con el objetivo especifico en la siete inmediata de frustra la Asunción del poder absoluto por parte de Noriega capturar al mandatario centroamericano enseguida y al postre remitirlo hacia el territorio norteamericano ante una de la cuyas cortes se le haría complacer para ser sometido a juicio a causa de apoyó brindado a los activos e insaciables comerciantes de las mas perniciosas drogas de los marcador de estados unidos. Tampoco transcurrieron mas de tres minutos antes de que su bocina bush tuviera al secretario de defensa de su equipo de trabajo, dick cheney dispuesto a atender las ordenes que a bien tuviera impartirle que no fueron otras que las del alistamiento inmediata para su desplazamiento antes de las 24 horas siguientes del primer contingente de 144 combatientes hacia Panamá. La proyección del movimiento hacia Colombia se percibía posteriormente cuando se considero que había implantarse un régimen de exclusión con instalación de equipos de personal de guerras en aguas u aun en costas de jurisdicción colombiana con la finalidad al menos aparente de taponar cualquier intento que mientras para proteger a Noriega o ya para continuar con el envió de industriales cargamentos de droga hacia los centros de su consumo en territorio de estados unidos
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